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Aventuras sarutnevA

viernes, 30 de julio de 2010

Una de aves

Esta mañana me levanté y cuando mi cabeza se despegó de la almohada, un suave piar se desprendió de las sábanas. Un instante después, una alondra salió del hueco aún tibio de la funda y voló prudente rumbo a la ventana.
Más tarde, cuando me estaba peinando para salir, escuché que algo se movía en mi pelo. Cuando el cepillo pasó tras la oreja, la dueña del ruido salió: era una calandria que me miraba atónita. Quise acariciarla, pero no pude. Tras un breve revoloteo, salió volando a buscar la luz tibia del otoño.
Y así fue todo el día. Al mediodía un pájaro carpintero se escondió bajo mi vincha, a la siesta un ruiseñor cantó alegre en mi hombro izquierdo, a la tarde un gorrión anidó en mi oreja, a la nochecita una perdiz descansó unos instantes en mi frente.
Cuando me fui a dormir, supe lo que iba a suceder. Una paloma venida desde lejos se recostó a mi lado, entre el cuello y los hombros. Y no me sorprendió, porque sí: tengo pájaros en la cabeza.

domingo, 18 de julio de 2010

De los sueños y demás

Un sueño tiene ojos alados y por eso la mirada perdida; tiene dos corazones -por las dudas que con uno no alcance-, poco pelo por la aerodinamia y medio par de orejas que usa sólo cuando es necesario. Pepe, el sueño que sabe hasta la regla del 55, cree que soñar es saltar en una pata y hacer burbujas de colores.
Pepe cuando trabaja sabe ser bailarín, disfrazarse de viento que sopla entre las montañas, dar ese beso de novio que Vera le sueña que dé, perfumar el aire con hojas de jazmines, caminar volando, correr en las nubes y cantar canciones de la infancia. También puede provocar una lágrima, actuar como un descorazonado e imitar el canto triste de las calandrias al atardecer.
Por eso está cansado: después de tantos años de trabajo, quiere dedicarse sólo a navegar tras la corriente de cualquier marea de cualquier océano de cualquier parte del universo. Es que de noche, cuando Vera duerme, tiene que salir a protagonizar historias, dirimir conflictos, librar batallas, contar estrellas, ser cangrejo, lobo y azul al mismo tiempo y espacio.
Ser un sueño no es fácil, piensa Pepe. Y se saca el sombrero, se acuesta en su cucheta de una plaza y cierra los ojos, justo cuando a Vera le suena su despertador.