Mundo Ovillo presenta:

Aventuras sarutnevA

martes, 10 de enero de 2012

Al calor del calor

De repente las gotas comenzaron a rodar: frescas, con gusto a sal, livianas como el aire.
De a una empezaron a nacer tímidas pero crecieron en el camino, a medida que se encendía el vendaval. Consecuencia inevitable del calor, las gotas empezaron a correr y romper contra el suelo. Avivadas por los sacudones, apretujadas, llenas de vida, resbalozas, intrépidas. Cubrían los cuerpos y las cosas mientras se deslizaban en su carrera alocada hacia el fin.
Entonces, llovía. Entonces, los amantes recuperaban fuerzas -sudorosos-, mientras las gotas de transpiración se abrían paso rumbo a la última escala del viaje.