Mundo Ovillo presenta:

Aventuras sarutnevA

jueves, 25 de noviembre de 2010

Efemérides

Un río se dejó nadar y una hoja sopló al viento. Una mano -también- picó a un mosquito en el Día de las Cosas al Revés.
Un globo infló a un niño, una zanahora comió a un conejo, una canción se deshizo en 385 palabras, un cartero escribió cartas, un pájaro corrió con un pez, un día empezó de noche, un salto ornamental llegó hasta una plataforma desde 15 metros más abajo.
Una espejo miró por delante a una señora que miraba a un espejo por detrás.
Una palabra se metió en la boca de alguien, un colectivero ofreció monedas, un recién nacido se doctoró en Física Cuántica, miles de personas fueron felices al dentista y un hombre que se sacó sangre se desmayó en el hospital. Porque hay cuestiones que no cambian nunca, por más que sea el Día de las Cosas al Revés.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Cuando las palabras queman

La noche es tan frágil como luminosa. Se siente de cerca, se respira profunda, se mueve aterciopelada a través de los túneles del tiempo. Yo sólo puedo ser, seguir, deslizarme entre los insterticios que dejan las sombras alrededor, respirar el mismo aire, dejarme soplar las heridas, escuchar palabras que terminan en punta y se clavan en el centro exacto de mi ser, caminar otros pasos, ceder manos y abrazos, esconderme tras una sonrisa, dibujar firuletes de vocales y consonantes. Si de repente el impulso se nubla, me escapo de la lucidez. Total... Arrancarme la piel es menos sencillo que saltar hasta el cielo.



Pacientemente busco el andén de vuelta a los sueños.



En un ejercicio de desnaturalización, miro de frente las heridas. Y las pasiones. Y el silencio se cuela, aunque en el fondo broten cual humedades las palabras más profundas y los sentires más elevados. Se hacen un río, se convierten en un pequeño hilo de verdades que trashuman buscando el alma que las abrigue y las nade. No voy a dejar mi cuerpo de blanco para los que quieran tirar.